Uno de los juegos dramáticos que surge con mucha frecuencia en las salas es el juego de cocinar. Con o sin delantal, los niños y niñas se conviertenen en chefs y preparan grandes comidas, las venden, las comparten, las comen y degustan, entre otras acciones. Esta manopla simpática puede ser una gran aliada para un sinfin de proyectos grupales o conversaciones individuales.
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Uno de los juegos dramáticos que surge con mucha frecuencia en las salas es el juego de cocinar. Con o sin delantal, los niños y niñas se conviertenen en chefs y preparan grandes comidas, las venden, las comparten, las comen y degustan, entre otras acciones. Esta manopla simpática puede ser una gran aliada para un sinfin de proyectos grupales o conversaciones individuales.
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